Certificado médico - Parte II

Como comenté en un post anterior, el examen para obtener el certificado médico para conducir no es muy científico que digamos. Pero lo que ví el otro día al lado del establecimiento de EPA en La Trinidad es digno de admiración.

El lugar donde estaban expidiendo el susodicho certificado consistía en una mesa sacada de un basurero con tres patas más o menos buenas y otra tambaleante, en frente del cual se descuageringaba un sujeto que supuestamente era el médico (aunque no tenía identificación alguna que así lo acreditara y, por tanto, podría ser perfectamente un vigilante que se estaba sacando unos churupos extras).

Pues bien, dada la evidente falta de presupuesto, el lugar no tenía la clásica tabla optométrica para medir la agudeza visual, sino una fotocopia de ésta en tamaño de estampilla ampliada pegada a la pared, lo cual aseguraba que para poder leer las letras más grandes de dicha tabla, el solicitante requeriría un telescopio de alta potencia.

Se supone, por tanto, que para emitir el certificado, aparte de los cien bolívares de rigor, se le preguntará al examinante si puede ver, no la tabla, sino la pared. Por supuesto, a menos que el solicitante no pueda ver una vaca a un metro distancia, podrá obtener su certificado médico y podrá así llevarse por medio alegremente al que se le cruce cuando conduzca su automóvil.