Monday, November 02, 2009

La Hola


Confieso que leo la Hola. Bueno, tanto como leerla, leerla, no, porque la tanda de sandeces que escriben es como para darles el premio Nobel a la gilipollería. Que si el conde Güevon de las Pelotas es una padrazo (el cabrón no ve a su hijo sino de pascuas a ramos y eso si está presente el fotográfo de Hola); que si la simpática pose de la princesa de los cojones con el baboso de su marido; que el encantador modelo de Chanel que llevaba la duquesa de Guarry...etc.

Supongo que hago lo que la mayoría de los que disfrutamos de la revista via ósmosis (es decir la compra otro; en mi caso la "guaif"), es decir la hojeo y me deleito viendo a esta caterga de zánganos dándose una vida de madre, mientras yo tengo que currar 10 horas diarias para llegar al fin de semana jadeando con los reales. Y es que yo creo que los lectores de este tipo de revista son una pila de masoquistas, pues ver a todos estos gandules en technicolor, todos tan lindos, rubiecitos, cuchis y bronceaditos (como mantienen el bronceado todo el año es uno de los misterios de la geopolítca - oye, y que coño tiene que ver la geopolítica con esto...pues no se, pero como la meten en todo me pareció apropiado endilgarlo aquí). Bueno, siguiendo con las divagancias, el asunto es que ver a todas esta preciosidades y despues salir a la calle y meterse en un vagón del Metro para ver esa pila de macacos, es motivo suficiente y justificado como para consumir una tortilla de antidepresivos.

Porque de que son bonitos, son bonitos. El otro día salió en la portada la ex de ese cantaautorgilipollas, Julio Iglesias, rodeada de sus tres hijas y la chorba del bueno-para-nada de uno de los hijos (¡que ricuras!...las niñas, por supuesto, no el vago), todas tan arregladitas luciendo unos vestidos cuyo costo total excede el producto territorial de Nicaragua. Después aparece la Bruni (que está como para chuparse los dedos, aún cuando está vestida) con el enano del Sarkocy. Y que me dicen de la Leti y el príncipe (siempre con uniforme militar con grados que no ha ganado y medallas concedidas en imaginarias batallas)...¿no son una ricura?. Y la Rania de Jordania (¡que bien rima¡) que se la pasa ayudando a los niños pobres en Paris, Salzburgo, Saint Tropez, Gstad o cualquier otro lugar que no sea su puñetero pais (pa' mi, que esta no va a Jordania ni que la maten), sin considerar que con lo que cuesta cada vestido que luce viven 20 familias jordanas durante 30 años.

Pero quien me hace chorrear las medias es el principe de Gales (sobre todo cuando con esa cara de huevón, con vista de águila, le echa el ojo a las tetas de las coristas del Covent Garden al pasar revista en los camerinos). Y que me dicen de la esposa, que no recuerdo como coño se llama, pero que es fácilmente reconocible por los arreglos florales y selváticos (a veces hasta con un mono brincando) que lleva en la cabeza en forma de sombrero y la perenne sonrisa de gilipollas que no se la quita de la jeta.

Pero lo que encoge el corazón son los funerales y los entierros, donde salen todos compugidos con sus Pradas y Chanels, como si les importara un carajo el degenerao que se murió de un infarto en Bankog, mientras se cepillaba a un imberbe exótico. Claro, lo bueno sería meterse en los entretelones y ver la cantidad de hostias y empujones que se reparten entre los asistentes para tratar de salir en la foto.

Pero la Hola también tiene su corazoncito y es por eso que le dedica dos páginas en blanco y negro a esa clase que se denomina "alto perraje". Pues bien, en esta sección aparecen en fotos del tamaño de sello de correos, estos pobres desesperados por ganar puntos en la escala social, retratados como un equipo de futbol con la consabida novia en el medio. La humillación es aún mas profunda, si se considera que la revista le dedica ocho páginas a todo color a la opulenta casa de Isabel Pantoja y se examina en profundo detalle si se le ha caido el culo o no.

Seguiré detallando este tema, pues el profundo análisis realizado me ha dejado exhausto.

Gracias, chulis.
Remodulin
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