Monday, October 03, 2011

El Blackburry Torch

Hace unos meses adquirí un celular Blackburry Torch. Sí, es ese celularzuelo que cuesta una bola y se opera apretando con el dedito la pantalla, la cual es tan pequeña que invariablemente uno termina tocando siempre los íconos o teclas errados. Esto implica la repetición del intento no menos de 46 veces antes de lograr el resultado deseado. Pero lo peor no es eso. Dado que este engendro cibernético tiene pantalla táctil, cuando uno lo guarda en el bolsillo, cartera, etc. el coño e’ madre se despierta y adquiere vida propia, activándose locamente y ocasionando problemas tales como:

- Se empeña tozudamente en activar una alarma entre las tres y las cuatro de la mañana, interrumpiendo algún sueño erótico que uno pudiera tener con Mónica Belucci, creando un grave situación de “revuelque-interruptus”. Dada la comprensible frustración que esto ocasiona y dado que la hora no es precisamente en la que uno está más brillante, uno mete el dedo donde no debe (en la pantalla del celular, claro) y la alarma no se para, o si se para, uno respira tranquilo y regresa a la almohada a ver si la Belucci todavía está por los alrededores luciendo unas bellísimas sandalias como única indumentaria, sin percatarse que a los tres minutos el hijo e’ puta comenzará a chillar nuevamente y la Belucci se larga mentando madre.

- Ahora bien, si uno tiene una pesadilla y en lugar de estar liado con la Belucci, lo está con la Duquesa de Alba o Iris Varela, pueden apostar que el desgraciaó del aparatejo no va a soltar la alarma y uno va a tener que joderse y calarse ese calamar toda la noche.

- Ocasionalmente la alarma pudiera auto-activarse a horas mas decentes, si bien estas invariablemente coinciden cuando uno esta soltando lágrimas de cocodrilo en un velorio (esperando que tío que se murió nos tiró algo en el testamento), o en el medio del discurso del jefe o en el zenit de una sesión espiritista o viendo el techo de espejos en el Hotel Aladino mientras la pareja furtiva bombea el asunto..

- Por otra parte, el berraco electrónico tiene la particular habilidad de discar a su albedrío y al azar cualquier número telefónico y como me ocurrió el otro día, estando en el baño, sonó el timbre y me ví comunicado con una señora en Bielorusia a la cual no entendí un coño, pero debido a la particular situación en que me encontraba, no pude apagar a tiempo y la llamada me costó 1.825 bolívares (IVA incluido; gracias), lo cual le permitió a Movistar financiar unos cuantos anuncios más por la radio regalando vainas.

- Estando en el bolsillo, el cabrón también envía por su cuenta mensajes que uno tiene olvidados como borradores, lo cual ocasiona problemas graves. Por ejemplo, uno pudiera en un momento de arrechera (cabreo, para los hispanos) haber elaborado un sms para su jefe en términos tales como: “me dirijo a Ud., narciso-gilipollas, para decirle que la mierda de aumento que me dio después de 18 meses se lo puede meter por el culo”. O también pudiera ser una propuesta de matrimonio a una striper bizca y mofletuda, elaborado en el éxtasis de una soberana curda. Horrible, oiga.

Como dijo Einstein en el Monte Sacro levantando el dedo “Este aparato es una mierda”. Sabias palabras.

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