EL DESCUBRIMIENTO DE AMERICA - PARTE I
La historia del descubrimiento de América esta llena de huecos por todas partes, lo cual se identifica mucho con este país, considerando el estado de las carreteras.
No está claro, para empezar, como Cristóbal Colón, un navegante genovés (y eso tampoco es seguro, pues en aquella época los registros de las maternidades de la Seguridad Social era una mierda y posiblemente los hayan trastocado y en verdad el tío nació en Alcorcón), se presenta con su cara bien lavada y le dice a la Isabel de Castilla que le preste unos churupos para buscar una nueva ruta a la India. Anda, jódele.
No está claro, para empezar, como Cristóbal Colón, un navegante genovés (y eso tampoco es seguro, pues en aquella época los registros de las maternidades de la Seguridad Social era una mierda y posiblemente los hayan trastocado y en verdad el tío nació en Alcorcón), se presenta con su cara bien lavada y le dice a la Isabel de Castilla que le preste unos churupos para buscar una nueva ruta a la India. Anda, jódele.
Dado que la Isabel era tacañísima (ella no gastaba en peluquerías y por eso, siempre andaba con unos pelos horribles - ver cuadro), es difícil entender que le diera la pasta, así como así. No obstante, la Isabel finalmente accedió a la petición del Cristóbal y le dio la muna, si bien para ello tuvo que empeñar unas alhajas y también un reloj Rolex del Fernando (quién quedó altamente cabreado) y una cartera de Vuitton que le hacía mucho juego con la corona. Es obvio que tanta generosidad no se entendería, si no fuese por el hecho, como cuentan las crónicas de las cotillas de la época, que la reina y el navegante se revolcaban juntos en las sábanas de lino reales. Total, que el genovés (o de donde coño sea), tan pronto tuvo los doblones en el bolsillo, se despidió de la Isa y se lanzó a la aventura del descubrimiento, el cual, como verán, estuvo lleno de chorradas.
La primera chorrada fue el error en la escogencia de la ruta. Resulta que los viejos lobos de mar que acompañaban a Cristóbal le dijeron…”si quieres llegar a la India por buena ruta, vete pa’bajo del Puerto de Palos y cuando lleguemos a las Canarias nos metemos un plato de gofio y doblamos a la izquierda. Esto no convenció al Cristóbal, pues pensó, muy acertadamente, que si seguía estas indicaciones se iba a ir de trompa contra las costas de África (creo que el canal de Suez no estaba abierto en aquella época, ¿O sí?). Pues bien, el Cristy, ignorando a sus asesores (ya existían en aquella época, pero ganaban mucho menos que ahora y a veces hasta acertaban, lo cual ni de vaina ocurre actualmente), se lanza locamente hacia la derecha, es decir sin rumbo desconocido, pero con la idea de demostrar que la tierra era redonda y que en bajada iba a llegar a la India de un solo coñazo (lo cual es otra tremenda pachotada, pues yo veo la tieera bien plana o si no nos estaríamos resbalando todo el tiempo y cayendo de culo, digo yo).
La segunda chorrada fue el viaje en si, pues era obvio que el Cristóbal estaba más perdido que el hijo de Lindbergh y no tenía la menor idea hacia donde iba. Así es que en cada alborada Colón pregonaba que llegarían a tierra en dos días, ante la rechifla de la tripulación que le mentaban la madre en castellano romance. Y pasaron meses hasta que un día un tal Rodrigo de Triana, se quitó las gafas para limpiarlas, porque pensó que se las habían cagado una gaviota y cuando se las puso se dio cuenta que la mancha era una isla. Cuando comenzó a gritar “!Tierra, Tierra! le lanzaron un misil de barro que le pegó en un ojo tapándoselo, razón por la cual solo podía ver media isla. Dado que era el piloto oficial, con ese impedimento se le hizo el desembarco muy difícil y tuvo que atracar en retroceso, lo cual, dado que la carabela se impulsaba con velas, fue una maniobra bien jodida.
Finalmente el 12 de Octubre de 1492 (tampoco se sabe con exactitud la fecha, pues Colón nunca pudo comunicar la nueva por celular, pues Movistar no tenía cobertura para zonas ultramarinas) y de un coñazo descubre América. Y aquí viene otra chorrada del descubrimiento ese, pues pienso que si descubriste, !ponle tu nombre al continente, no jodas!. Pues no, el Cristy creía que había llegado a una isla peorra y que no había más que descubrir, cuando detrás de la isla estaba todo un continente mucho más grande que Europa y con el oro chorreando por todas partes.
Pues bien, por aquella época andaba también otro navegante, Américo Vespucio, que si le echó el ojo debidamente y observó que lo que se había descubierto era un continente de tres pares. Pero el Américo era un tanto modesto y no se daba mucho postín y fue un cabrón alemán, Martin Waldseemüller, quién, cabreado porque España había ganado a Alemania en el mundial de hachazos en la cabeza a caballo, le dio el nombre de América al nuevo mundo. Lo cual después de todo no está mal, pues podría haberse llamado el continente Cristobalia y sus habitantes Cristobalianos, que no suena muy bien que se diga.
Pero aquí viene la mayor e incomprensible chorrada. Aparte de la joda esa de que la tierra es redonda, el Cristy también andaba buscando una nueva ruta hacia la India para inventar Bollywood. Para esa época la India era bien conocida y tenía ya una cultura bastante avanzada. con marajás, brahamanes, nobles y diferentes castas, incluyendo los intocables, es decir el máximo perraje (algo similar a los escuálidos en Venezuela). Adicionalmente contaban con una gran riqueza cultural y religiosa. Entre ellos estaba el dios danzante Shiva, el cual tenía cuatro brazos y era el patrón de los ministerios de la época, dada la facilidad que permitían los cuatro brazos para meterle mano al Tesoro Nacional y a la matraca.
Entonces uno se pregunta ¿Cómo coño pudo Cristóbal llamar indios a unos tíos y tías en pelotas que lo único que hacían era copular, cazar monos, masticar coca y poner cara de huevones ante las cámaras? Incomprensible, oiga.
Finalmente el 12 de Octubre de 1492 (tampoco se sabe con exactitud la fecha, pues Colón nunca pudo comunicar la nueva por celular, pues Movistar no tenía cobertura para zonas ultramarinas) y de un coñazo descubre América. Y aquí viene otra chorrada del descubrimiento ese, pues pienso que si descubriste, !ponle tu nombre al continente, no jodas!. Pues no, el Cristy creía que había llegado a una isla peorra y que no había más que descubrir, cuando detrás de la isla estaba todo un continente mucho más grande que Europa y con el oro chorreando por todas partes.
Pues bien, por aquella época andaba también otro navegante, Américo Vespucio, que si le echó el ojo debidamente y observó que lo que se había descubierto era un continente de tres pares. Pero el Américo era un tanto modesto y no se daba mucho postín y fue un cabrón alemán, Martin Waldseemüller, quién, cabreado porque España había ganado a Alemania en el mundial de hachazos en la cabeza a caballo, le dio el nombre de América al nuevo mundo. Lo cual después de todo no está mal, pues podría haberse llamado el continente Cristobalia y sus habitantes Cristobalianos, que no suena muy bien que se diga.
Pero aquí viene la mayor e incomprensible chorrada. Aparte de la joda esa de que la tierra es redonda, el Cristy también andaba buscando una nueva ruta hacia la India para inventar Bollywood. Para esa época la India era bien conocida y tenía ya una cultura bastante avanzada. con marajás, brahamanes, nobles y diferentes castas, incluyendo los intocables, es decir el máximo perraje (algo similar a los escuálidos en Venezuela). Adicionalmente contaban con una gran riqueza cultural y religiosa. Entre ellos estaba el dios danzante Shiva, el cual tenía cuatro brazos y era el patrón de los ministerios de la época, dada la facilidad que permitían los cuatro brazos para meterle mano al Tesoro Nacional y a la matraca.
Entonces uno se pregunta ¿Cómo coño pudo Cristóbal llamar indios a unos tíos y tías en pelotas que lo único que hacían era copular, cazar monos, masticar coca y poner cara de huevones ante las cámaras? Incomprensible, oiga.
Hay mucha tela que cortar en relación a este tema, pero mejor lo dejo para una segunda entrega.