Thursday, September 25, 2008

Pueblos parásitos, naciones parásitas

Africa es el continente que recibe mayor ayuda externa humanitaria en el mundo y sin embargo, es quien sufre constantemente las mayores hambrunas. ¿Por qué ?. Simple, la ayuda humanitaria se concentra en repartir alimentos cuando la hambruna ataca, pero muy poca se destina a enseñar a los habitantes a ser autosuficientes. Lo cual condena a estos pueblos a un perenne subdesarrollo, pobreza y miseria.

Los gobiernos populistas enfatizan la redistribución de la riqueza, la ayuda y la dádiva como táctica para hacer dependientes a la población más humilde de la generosidad del mandatario de turno. No les interesa crear riqueza, sino sumisión y vasallaje. Así es que surgen grupos de población parasitarios. Y hasta naciones.

Cuba es un caso típico. El régimen comunista cubano centralizó el poder con el fin de asegurar la subordinación del pueblo. En su incapacidad de generar riqueza se convirtió en un estado parasitario. Mientras duró la guerra fría dependió de la masiva ayuda de la Unión Soviética. Tras la caída de ésta, estuvo unos cuantos años a la deriva hasta que, milagrosamente, llegó la generosidad de Venezuela y nuevamente su economía se hizo dependiente de la ayuda externa. No ha progresado y nunca lo hará, por cuanto Cuba es una nación parasitaria.

Hay que ser muy cerrado de mente para no ver las intenciones del populismo. Centralizar poder, crear dependencia y entronarse indefinidamente. Por el contrario países como Chile y sobre todo Brasil, donde la democracia toma cuerpo, crecen continuamente y están saliendo aceleradamente del subdesarrollo, pues no dependen de los huesos que le tiren otras naciones, sino de su capacidad de generar riqueza.


Y uno se pregunta...si la libertad económica genera riqueza y bienestar, ¿por que los pueblos eligen seguir a los iluminados? ¿Ignorancia? Pues sí.

Tuesday, September 23, 2008

cartoon arabe


Tuesday, September 09, 2008

Los lameculos

Mi vecino venía de asistir a uno de esos grotescos espectáculos que monta el régimen. Llevaba la franela roja de rigor y en la mano traía la boina que no se atreve a ponérsela sino en el lugar donde el ridículo pasa desapercibido. No podía mover los brazos, adoloridos de tanto aplaudir y tenía una carraspera aguda de tanto gritar.

Lo curioso del caso es que yo siempre conocí a mi vecino como un adeco furibundo. De hecho es hijo de un dirigente adeco de renombre. En la “abominable” cuarta república ocupó cuanto puesto oscuro se le ofrecía en la administración pública y al venir la revolución siguió pegado como sanguijuela al gobierno de turno para sacarle provecho al hueso que le pudieran tirar desde arriba. Mi vecino es, por tanto, un típico lameculos.

El lameculos es un parásito; no tiene calificación alguna que les haga apto para realizar trabajo de ningún tipo. De hecho, nunca ha trabajado. Su habilidad se concentra en jalar bolas, adular a los jefes de turno, repetir como loro las consignas que se le ordenen, manipular, conspirar, matraquear, mentir. Sobre todo mentir, lo cual pueden hacer con gran desparpajo en cualquier circunstancia y en cualquier lugar. Y con estas habilidades es que puede lograr ocupar las más altas posiciones.

Algunos son brillantes, como el ministro que aconseja regatear como medio de contener la inflación. O todavía mas sorprendente; desarrollar minicultivos y cría de ganado, cabras, cochinos, etc. en zonas urbanas para combatir la escasez de alimentos. Si no rebuzna es porque no le dan las cuerdas bocales. Y sin embargo, es ministro. Y tampoco es el único.

Lo trágico es que los adulantes sustituyen a personas calificadas en las empresas estatizadas y en la administración pública. Por supuesto, no tienen la menor puta idea sobre la actividad que pretenden administrar Y nunca la tendrán, pues ni siquiera les interesa. Personajes oscuros y siniestros son estos individuos. El problema es que estan en el poder.
Remodulin
Remodulin