De Ilusiones y de Ambiciones
A veces me pregunto en que momento sustituimos las ilusiones por la ambición. En que momento desechamos los sueños y los reemplazamos por metas para lograr un “status”. En que momento dejamos de apreciar las cosas sencillas que nos ofrece la vida y nos empecinamos en lograr dinero y poder. En que momento nos olvidamos que el ‘rico’ no es el que más tiene, sino el que menos necesita. Y que lo que importa no es lo que tienes en tu vida, sino a quien tienes tu vida.
Todas estas reflexiones me vienen a la mente pues mirando a mi alrededor lo que veo es la lucha por tener, no por disfrutar. En mi caso particular veo que los años más felices de mi vida fueron aquellos en que apenas tenía bienes materiales y donde el “status” me importaba tres pepinos. En mi niñez, los juguetes mas preciados fueron los que yo construía. Fueron muchísimas más las veces que jugué fútbol con una pelota de trapo que con un balón de goma. Comencé a trabajar a los 17 años y tuve la suerte de tener como mejor amigo a un personaje inolvidable, Salvador, compañero de trabajo que vivía en Lídice. Mi primera novia vivía por los alrededores de Cotiza. Mi primer whisky lo tomé después varios años de haber consumido una buena dosis de cerveza, ron y guarapitas. Lo que no olvido es que todos los viernes y sábados invariablemente había bonche en algún lugar como el 23 de Enero, donde hoy no me atrevería a ir ni en un tanque de guerra. Muchos de esos bonches terminaban, por supuesto, en alguna arepera de mala muerte y con una sonrisa de oreja a oreja. Alguno que otro también terminaba a coñazos, pero dada la sabiduría de Salvador y los ochenta y tanto kilos que pesaba, nunca me vi envuelto en peo de mayor envergadura.
Lo más fascinante de aquella época, aparte de las cenas en Caño Amarillo, donde por un bolívar más o menos, comía uno un plato de espaguetis y costaba un medio la opción de salsa de carne de origen desconocido, era la sencillez, la despreocupación y el simple hecho de disfrutar ese momento actual, donde no existe futuro, ni pasado.
Al terminar mis estudios en la UCV, lo cuales combinaba con el trabajo, conseguí una beca para estudiar un master en NY, lo cual me condenaba a seguir en la pelazón por dos años más. La beca cubría los honorarios de la universidad, pero no mi manutención. Lo cierto es que mi presupuesto no permitía exceder más de $ 500 mensuales, lo cual significaba cenas en un restaurante griego por $ 3.50 y una profusión de perros calientes por menos de un dólar. Pero nuevamente, la falta de dinero me hizo descubrir en esa grandiosa ciudad muchas de las cosas que eran gratuitas o muy baratas y que de otra forma no las hubiera detectado. No se me olvidan los domingos en Washington Square en el Village, el barrio bohemio de NY, donde grupos musicales de todo tipo se reunían a tocar, mal o bien, lo que les venía en gana y uno, con buena compañía, gozaba una soberana bola. Tampoco los bonches en el barrio portorriqueño donde un compañero de universidad era bien conocido.
Mi regreso a Venezuela, armado con un master y un buen empleo, fue el punto donde eché por la borda las ilusiones y me lance de cabeza en la escalada social y la búsqueda de status. Quedaron atrás Salvador, el ron, los bailes en el 23 de Enero, la guarapita, las fiestas donde se almorzaba a las 4 de la tarde, si es que uno estaba en condiciones de llegar a la mesa, la música en Washington Square, los flirteos en Central Park y todas aquellas cosas sencillas que uno disfrutaba tanto.
Cuanto daría hoy por pagar $ 3.50 por una cena y disfrutarla!!! Quien sabe, a lo mejor no es todavía tarde.
8 Comments:
Hola, me llamo Guille, soy de España, y caí por error en u blog, y me gustó lo que leí, escribes muy bien!
Me ha gustado mucho eso de "no es más rico el que tiene más, si no el que menos sabe necesitar, y si tu tienes a alguien junto a ti, rico serás"
En seroi que me ha gustado todo lo que he visto, ya te pasaras por mi blog y hablamos entre los dos!
Un abrazo!
Muy interesante Sr. Montalvo, ciertamente muchos salimos a perseguir sueños para luego encontrarnoos persiguiendo un patrón predefinido por la sociedad, sin lugar a dudas que de niños una pelota echa con papel y tirro lo era todo y a medida que crecemos nos complicamos la vida en la búsqueda de esa "estabilidad" que todos quieren lograr, creo que el truco es tratar de mantener ciertos sueños vivos y perseguirlos cual niño persiguiendo un cometa...
dinobat, excelente tu comentario, tienes toda la razón del mundo...no debemos despojarnos de sueños e ilusiones, pues es lo que nos hace vibrar, el resto solo nos hace sobrevivir..saludos
Precioso post.
Espero poder llegar a los 50-60 años y poder mirar atras con la nostalgia y dulzura que usted hace.
He pasado muchas horas por el Village y he tomado mucho el sol en Central Park, arropado por los gritos de los chicos jugando a beisbol. Espero no olvidar nada de eso y saborear de la memoria.
Un grato saludo.
Que casualidad, yo tambiém soy de Barcelona! Como acabó viviendo en Venezuela, tan lejos de su país?
Me ha gustado ver un comentario suyo, es ameno hacer amigos en el mund de los blogs.
Buenas noches!
Sr. Montalvo, su artículo no tiene desperdicio. Soy nuevo en esto de los blogs. He notado con cierta sorpresa que, algunos, son blogueros hedonistas o de "escaparate", donde transmiten la presión social a sus escritos, y escriben hablando largamente sobre sus post-grados, doctorados, aclamaciones, fama, fortuna y otros autoelogios. Conozco a esa fauna y sus carencias. Usted hoy ha dado dos golpes mortales: uno al culto del efímero yo, y otro que grita que la vida es corta para el pavoneo, que hay que vivir de las pequeñas cosas, casi todas gratuitas.
Lo felicito. Y gracias por visitarme. Me honra.
Tengo una teoria, matas las ilusiones cuando ingresas al reñido mundo profesional generalmente desde los 26 añitos ya la ambición y el deseo de eliminar competencia y tener lo mejor es inevitable. Olvidamos las cosas sencillas, que nos hacen felices, como los placeres que nos dabamos durante nuestra vida de estudiantes.. es dificil pero de vez en cuando un escape de ese mundo tan competitivo e hipocrita es lo mejor... lo imposible es volver a tener el dolar a ese precio, jajajajaja.
Besos, me encanta como escribes...
sí, josé, quizás por eso ahorita con mis trabajos y mi postgrado y accesorios de autoelogio como diría Protheus y etc. sigo siendo la misma pelabola o al menos cargo con el mismo espíritu pelabola
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