Friday, May 26, 2006

El despelote del descubrimiento


Después de varios días de bastante trabajo regreso a mi verdadera vocación que es divagar en el espacio bloguérico y hacer de la habladera de pendejadas un arte sublime. . Pues bien, remontándome a mi ultimo post, hablaba yo del despelote caribeño y lo sabroso que es para muchos hacer lo que les sale del forro, ya que en esto encuentran la esencia de la auténtica libertad (tengo un amigo holandés que afirma alcanzar sensaciones orgásmicas al dar una vuelta en U en la Av. Francisco de Miranda, sensación que puede llegar hasta el nirvana cuando hay un policía presente). Pues bien, ahondando en el tema, quisiera comentar que el despelote no es algo que surja en forma espontánea, sino que necesita, al igual que el buen brandy, muchos, muchísimos años de maduración. La evolución del despelote y la civilización occidental van a mano a mano, pero por caminos opuestos (como se puede ir mano a mano y por caminos opuestos, no tengo la menor puñetera idea, pero suena profundo). Y el ejemplo mas elocuente lo tenemos en el descubrimiento de nuestro país de lo cual paso a comentar.


El 14 de Noviembre de 1499 un tal Alonso de Ojeda, acompañado de su pana Américo Vespucio, llegaron a la parte septentrional de nuestro país después de haberse mandado un danzón en la isla Hispaniola. . Dicen cronistas de la época que ambos cargaban una curda (pea, en términos locales) fenomenal y que cuando la nao capitana enfiló por las orillas de lo que es hoy en día el Lago de Maracaibo, vieron casas flotantes y creyeron, en su coma etílico, encontrarse en Venecia. Como no lograban ver la Plaza de San Marcos y la población local no estaba tan emperifollada como los venecianos (a decir verdad creo que andaban en pelotas, pero no me hagan mucho caso) los muy hijopútamos nos endilgaron el nombre de Venezuela, es decir una Venecia venida a menos.

El asunto es que el despelote comenzó desde el momento del desembarco. Alonso, seguido de Américo, quiso darle carácter de descubrimiento al asunto, pero cuando después de plantar el pendón y poner rodilla en tierra, que era lo que se acostumbraba, quiso dirigir unas palabras a la concurrencia, no se dio cuenta que un indio arahuaco le había puesto un petardo en la armadura, el cual explotó resonantemente, chamuscándole la perilla al insigne descubridor, quedándole la cara como una mapache. Y así comenzó la historia de nuestro despelote. De ahí en adelante, como entenderán, nunca hubo forma de mantener la seriedad en nuestro país.

5 Comments:

Blogger Patricia Angulo said...

¡¡Aplausos cerrados!!

Genial, de los mejores relatos sobre el despelote latinoamericano, me has hecho reir muchisimo.

Y no sabía que Venezuela se llamaba asi por Venecia, gracias por cultivarme.

Besos y despelotes varios.

1:48 PM  
Blogger SiempreBuena said...

sí... el despelote, el caos en que vivimos ahora no es de gratis, es una cuestión histórica...
saludos!

11:41 PM  
Blogger DaliaNegra said...

jajaja ¡eres único!Me encanta leerte :)))))
Un beso,José.

8:37 AM  
Blogger alejandra_writer said...

Me divertí un mundo leyendo este post!... Me hubiera gustado que fueras mi profesor de historia!... Al menos no me habría perdido ninguna clase, con tan pintorescas explicaciones jajajajajajajaja

Gracias por compartir tan buen humor. Seguiré leyéndote :)

5:18 PM  
Blogger Wari said...

Osea, que nuestro despelote viene de atràs!!!! jajajajajaja
Muy bueno Josè, me encantò este post.
Besos!! :)

7:25 PM  

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