Friday, February 24, 2006

el conquistador conquistado



Entre los muchos mitos que rodean al hombre, como es por ejemplo el tamaño de su virilidad, está la creencia de ser conquistador. En otras palabras, el mito consiste en creer que el hombre conquista a la hembra y después viene un periodo de colonización. Error craso. El hombre no conquista, es conquistado. Como toro de lidia que arremete contra cualquier trapo que se mueva, el hombre se deja atraer por las insinuaciones de la mujer, la cual elige a quien va a dejar que la conquiste. Por supuesto, el hombre puede ser el primero en iniciar el flirteo, pero si no hay respuesta, normalmente sale huyendo para otras regiones. Cuando es la mujer, quien a través de sus insinuaciones comienza el ritual amoroso, pocos son los hombres que no son amarrados en esa tela que le lanzan. Exceptuando, por supuesto, casos donde la mujer es más fea que el carajo o que la esposa o novia estén presentes. Y no estoy muy seguro que nada de esto sea necesariamente un impedimento. Lo cierto es que como la araña, la mujer teje su tela alrededor del candidato y éste, creyendo que esta en plan de conquista, termina siendo atrapado.

El asunto está en que en el flirteo predomina lo erótico y la esencia de lo erótico radica en que la mujer seduce dejando entrever lo oculto. El principio freudiano que indica que donde hay tabú hay un deseo, se confirma porque un “piconazo” debidamente administrado o una sonrisa sugestiva o una puntita de lengua que moja los labios o un escote sugiriendo que medio oculta unos senos muy apetecibles, resultan algo irresistible para el conquistador. Y esto es curioso, pues siendo la mujer más pudorosa que el hombre es a su vez más exhibicionista que éste, siendo el exhibicionismo una de los muchos tejidos de la tela de araña, la cual una vez lanzada, pocos se escapan de ella.

Tuesday, February 21, 2006

"Carmen, ¿estás enferma?... Te lo pregunto porque he visto salir
a un médico de tu casa esta mañana..."

"Mira, amiga, ayer por la mañana yo vi salir a un militar de la tuya y no por eso estás en guerra, ¿verdad?"
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En una fiesta se acerca un mesero a ofrecerle mas whisky a una
muchacha:
- Madame, ¿gusta otra copa?
- No, gracias, me hace daño para las piernas.
- ¿Se le adormecen?
- No, ¡se me abren!
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Se encuentran dos chinos:
- "El otlo día me comple un coche."
- "Ah si?"
- "Si, mila, es ese de ahí."
- "Y que malca es?"
- "Un Alfa."
- "¿Lomeo?"
- "Lo meas y te lompo tu culo, pelo cochino"

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EL novio le dice a la novia: !Mi amor, pero tu no eres virgen!... y ella responde:
Ni tu San José, y que yo sepa tampoco vinimos a este hotel a armar un pesebre..

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Les tengo uno muy bueno de un personaje disfrazado de pelotero en una valla...ya les contaré

Monday, February 20, 2006

Los chamos de ayer y de hoy

Viendo a mi hijo adolescente junto con sus amigos pegarse seis o más horas enchufados a juegos video, me salta a la mente la idea de lo monotemáticos que son hoy en día los chamos y como la tecnología ha cambiado la diversión de los niños. Yo nací y crecí (no mucho, por cierto) en Madrid en una familia de clase media baja (mas cerca del sótano que del primer piso) y recuerdo las diversiones de mi niñez tenían dos características, contrarias a las actuales. Una, no costaban nada; dos, hacían despertar la imaginación. Todos los implementos de los juegos de mi niñez eran elaborados por mí y/o por mis amigos. Las pelotas de fútbol era de trapo, las patinetas era de madera cortada por nosotros y por ruedas utilizábamos rolineras usadas. Hacíamos arcos y flechas con cañas y teníamos tremendas competencias de fútbol de mesa, pintando un mini campo en las aceras y jugando con tapas de refresco, las cuales forrábamos con tela.

Nuestros campos de fútbol eran las calles y la inversión mayor, que duraba hasta la adolescencia, era una perinola. Como medio de transporte utilizábamos los parachoques de los tranvías, desenchufando el trole (la barra de conexión a la línea eléctrica) cuando nos queríamos bajar.

Los viajes en tren a los pueblos cercanos tampoco representaban desembolso alguno. Simplemente nos montábamos en el tren y nos íbamos moviendo de vagón a vagón siempre adelante del cobrador.

El consumo de frutas también era gratis, pues teníamos ubicados por los alrededores de donde vivíamos suficientes jardines privados con árboles de peras, manzanas y membrillos que nos proporcionaban la fruta necesaria, si bien invariablemente la consumíamos verde. Por supuesto, dicho consumo no era totalmente del agrado de los dueños del lugar, quienes más de una vez nos ahuyentaban con escopetas de perdigones y alguna que otra bofetada.

El colegio donde, y que estudiaba, me quedaba como a 3 o 4km de distancia en una calle empinada, recorrido que hacía a pié cuatro veces al día, lloviera, nevara, con frío o con calor. Para suplementar el ejercicio, era frecuente que en cualquier ida o venida nos improvisáramos un partido de fútbol en la calle. Ah, se me olvidaba decir que vivía en un pequeño apartamento en un quinto piso, sin ascensor. ¿Quieren más aerobics?

El cine también nos resultaba gratis, pues en aquella época había en nuestro barrio, diversos cines al aire libre con tapias relativamente bajas, lo cual nos permitía saltarlas con facilidad. Por supuesto, de vez en cuando éramos atisbados por el vigilante quien finamente nos sacaba del recinto a patadas por el culo.

Las energías bélicas no las gastábamos, como hoy en día, en peleas contra monstruos de juegos de video. Nuestra pandilla declaraba guerras a otras de las calles vecinas, lo cual significaba normalmente partidos de fútbol que inexorablemente terminaban en trompadas o simplemente nos íbamos al territorio contrario a provocarlos y caernos a golpes. Por supuesto, al día siguiente nos retornaban el favor, haciendo ellos lo mismo.

Hacíamos también expediciones espeleológicas las cuales implicaban recorrer medio Madrid a través de cualquier túnel subterráneo que existiera. La emoción era precisamente hacer el recorrido y abrir la tapa de salida del túnel para ver cuan lejos habíamos llegado.

La capacidad de inventar distracciones era ilimitada. Muchas de las cosas que narro eran perpetradas no con afán de robo o de viveza, sino simplemente por la emoción que hacerlas representaba.

Lo curioso de todo es que éramos lo mas zanahoria que uno pueda imaginarse. No sabíamos de la existencia de drogas o alcohol o estimulantes de cualquier tipo. Respetábamos a las muchachas enormemente, al punto que si bien nuestro lenguaje intercalaba algún coño que otro, jamás utilizábamos vulgaridades enfrente del sexo femenino.

Fue sin duda una niñez muy feliz. Es curioso, me viene a la mente que las dos épocas mas felices de mi vida fueron mi niñez y mis dos años de estudiante en la Universidad de Nueva York. Digo que es curioso por que en ambos casos mi felicidad estaba en relación totalmente opuesta a mi disponibilidad de dinero.

Wednesday, February 01, 2006

Envidia a los hispanos


¡Que envidia le tengo a los españoles!. El otro día, por casualidad, sintonicé una de las dos televisoras españolas que puedo ver por cable y durante media hora estuve atento a una conversación que mantenía un panel de cinco o seis personas, en las cuales discutía en forma seria y acalorada un tema que parecía tener caracteres trascendentales. El tema en cuestión era si se le había caído el culo o no a una modelo cuyo nombre no recuerdo y la cual aparecía en una de esas revistas que publican los hispanos en donde todo el mundo se esta dando la buena vida. Bueno, ahí estaban hombres y mujeres discutiendo apasionadamente sobre este tema.

En esa misma línea es que las revistas de mayor circulación en la Madre Patria son del “Hola” y sopotocientas publicaciones similares en la cual no hay noticias malas, excepto algún entierro que otro, que al final tampoco parece que los asistentes al funeral estén afectados particularmente, pues todos lucen como si estuvieran asistiendo a la entrega de los Oscares.

¿Se imaginan una Venezuela donde en “Aló Ciudadano” el tema mas importante de la semana a discutir fuera si se está cayendo el culo a Rudy Rodríguez?. O donde el Presidente aparece en televisión de vez en cuando y brevemente.

Por supuesto, lo comentado anteriormente es una trivialidad, pues España, al igual que otros países, tiene sus problemas y algunos de ellos serios, como es el alcoholismo en la juventud.. La diferencia entre ellos y nosotros, es que el español medio no tiene que cargar, día tras día, con la angustia de que es lo que nos traen las noticias hoy. Supongo que algún puente se caerá de vez en cuando en alguna lejana provincia. Pero la autopista de Barajas a Madrid lleva funcionando ininterrumpidamente desde que se abrió el aeropuerto, es decir hace 80 o 90 años. Y la razón primordial por la cual el español no tiene que cargar con ese bacalao, es que todo el mundo se siente confortable con las instituciones. Como muy bien dijo un diputado ibérico que nos visitó recientemente “Yo no estoy de acuerdo con Rodríguez Zapatero en muchas cosas, pero me siento totalmente confortable con la institución que representa, al igual que me siento a gusto con el poder judicial, el legislativo y cualquier otra institución del reino”. Materia de reflexión, ¿no?
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