Gandhi y la legitimidad del gobierno
En la época y momento que vivimos en Venezuela es bueno traer a colación el ejemplo que dio al mundo Mahatma Gandhi, quien sin contar con ejército ni armas, pero sí con el poder de su coraje y dignidad, se enfrentó al imperio británico y terminó derrotándolo.
La fuerza de Gandhi provenía de su convencimiento que los británicos, aún teniendo la fuerza de las armas, eran ilegítimos. El pueblo de India no eligió ser colonizado. Esto solo fue posible por la atracción de maharajaes al canto de sirenas de los británicos, en la creencia que su riqueza y poder iba a multiplicarse, cuando en realidad lo único que lograron fue convertirse en marionetas de los ingleses.
La posición de Gandhi fue simple. Le dijo a la Gran Bretaña; “Uds. son ilegítimos y sus leyes son ilegítimas, por tanto, el pueblo de la India no acepta cumplir con sus leyes”.
Y en efecto, eso fue lo que ocurrió. Gran parte de los indios comenzaron a ignorar la administración británica. Por supuesto, eso ocasionó, fuertes y violentas represalias. Ciento de miles de indios fueron arrestados y el mismo Gandhi y su esposa sufrieron largos periodos de encarcelamiento.
Pero Gandhi no se dejó amedrentar. Cada vez que era encarcelado, mayor ímpetu tomaba su movimiento, hasta que llegó el momento en que los ingleses se enfrentaron a la realidad y aceptaron finalmente el hecho que no podían derrotarlo. Ahí nació la independencia de la India.
El caso de Venezuela, aunque diferente, tiene visos similares al de la India en cuanto a la legitimidad de los gobernantes, pues un gobierno que no respeta la constitución, ni la voluntad del pueblo, es un gobierno ilegítimo. Una asamblea que sanciona leyes que violan la constitución, es una asamblea ilegítima. Un tribunal supremo que acepta dichas violaciones, es un tribunal ilegítimo. Un CNE controlado por un solo partido, es ilegítimo. Igual aplica a la Contralorái, Fiscalía, Poder del Pueblo, etc.
Hay una frase de Gandhi que debiera servirnos de guía cuando le dijo a un tribunal inglés; “podrán encarcelarme, podrán torturarme, podrán romper mi cuerpo y mis huesos, pero lo que nunca podrán doblegar es mi dignidad”.
Y aunque no lo crean hay más de cinco millones de venezolanos con ese sentido de dignidad. Puede que lo que falte sea la voluntad de convertir la dignidad en indignación y tomar las acciones correspondientes.
La fuerza de Gandhi provenía de su convencimiento que los británicos, aún teniendo la fuerza de las armas, eran ilegítimos. El pueblo de India no eligió ser colonizado. Esto solo fue posible por la atracción de maharajaes al canto de sirenas de los británicos, en la creencia que su riqueza y poder iba a multiplicarse, cuando en realidad lo único que lograron fue convertirse en marionetas de los ingleses.
La posición de Gandhi fue simple. Le dijo a la Gran Bretaña; “Uds. son ilegítimos y sus leyes son ilegítimas, por tanto, el pueblo de la India no acepta cumplir con sus leyes”.
Y en efecto, eso fue lo que ocurrió. Gran parte de los indios comenzaron a ignorar la administración británica. Por supuesto, eso ocasionó, fuertes y violentas represalias. Ciento de miles de indios fueron arrestados y el mismo Gandhi y su esposa sufrieron largos periodos de encarcelamiento.
Pero Gandhi no se dejó amedrentar. Cada vez que era encarcelado, mayor ímpetu tomaba su movimiento, hasta que llegó el momento en que los ingleses se enfrentaron a la realidad y aceptaron finalmente el hecho que no podían derrotarlo. Ahí nació la independencia de la India.
El caso de Venezuela, aunque diferente, tiene visos similares al de la India en cuanto a la legitimidad de los gobernantes, pues un gobierno que no respeta la constitución, ni la voluntad del pueblo, es un gobierno ilegítimo. Una asamblea que sanciona leyes que violan la constitución, es una asamblea ilegítima. Un tribunal supremo que acepta dichas violaciones, es un tribunal ilegítimo. Un CNE controlado por un solo partido, es ilegítimo. Igual aplica a la Contralorái, Fiscalía, Poder del Pueblo, etc.
Hay una frase de Gandhi que debiera servirnos de guía cuando le dijo a un tribunal inglés; “podrán encarcelarme, podrán torturarme, podrán romper mi cuerpo y mis huesos, pero lo que nunca podrán doblegar es mi dignidad”.
Y aunque no lo crean hay más de cinco millones de venezolanos con ese sentido de dignidad. Puede que lo que falte sea la voluntad de convertir la dignidad en indignación y tomar las acciones correspondientes.
1 Comments:
Y el post de la sub-especie?
Post a Comment
<< Home